Hay un tiempo de vivir
y un tiempo de morir,
tiempo de recoger y de esparcir,
de llorar y de reir...
Hay un tiempo para todo.
Cada cosa tiene su momento,
y en un momento hay que vivir
lo que la vida trae.
No rehuyas ningún instante de la vida.
Cada tiempo es diferente. Y todo es vida.
Hay tiempo para el trabajo,
a veces demasiado;
a veces, lo quieres o no,
otras veces no lo tienes aunque quieras...
Y un tiempo para el descanso. Y para el ocio,
que todo es necesario y todo es vida.
Hay momentos de soledad,
de estar yo a solas conmigo,
y con el otro,
que no suple mi soledad, pero llena;
y ocasiones de convivir,
de compartir la vida.
Hay horas de amanecer, de esperanzas, de ilusiones,
hay días soleados, memorables,
llenos de satisfacciones,
y de días grises, tristes,
llenos de niebla y frío;
tiempos de paciencia, de resistencia y de aguante,
y ocasos de vivencias que se agotan,
días y planes que se vienen abajo.
Hay noches plácidas,
de descanso y sueño renovador,
y noches toledanas, vigilias en blanco,
largas noches de desvelo y de dolor.
Hay días (a veces años)
en que uno no está para nada,
y momentos en los que das lo mejor de ti mismo.
Hay momentos en que disfrutas de la vida,
instantes de felicidad,
y malos ratos de padecer, de tragar sapos.
Hay veces que las cosas salen bien
y otras que todo se tuerce.
Pero, para bien y para mal, todo se pasa.
Cada día tiene bastante con su afan...
Y mañana será otro día.
Lo malo y lo bueno de todo es que todo pasa.
Y tal vez todo es necesario
y todo es vida.
Así se vive la vida,
viviendo intensamente cada instante.
Y estamos aquí,
pasando y viendo pasar la vida,
y esperando al que no pasa,
porque es la VIDA.
(Libro del Eclesiastés)
MARI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario