viernes, 22 de julio de 2011

EL MAR ADENTRO


                                  EL MAR ADENTRO...                                                                                                                        
                   (Poema de Fer Irigoyen en memoria                                                                               
                                    de Alan Ledesma)


     "Sé de cierto que soy un mortal 
en busca de su espíritu...
Sé que me perdí en un punto del océano
 y no puedo regresar a mi cuerpo.
Esta prisión es perfecta para almas aladas...

Como la tuya, como el vapor de tus ojos 
que rasgaba los cielos
cada vez que querías volar.
Siempre pensé que este universo 
era demasiado pequeño para tus manos.

Recuerdo que respirabas el mundo 
de manera tan hambrienta,
por eso te regalé ese pedazo de sol,
por eso tatué por dentro
tu voz dándome aliento para volar.

Qué vida aquella cuando solía no vivir,
que distancias tan interminables que tomaste.
Como pendiente de la noche caías para humedecer
las llagas que se marchitaban de melancolía...

Estabas tan llagado de vida, que de cierto modo,
de manera indescifrable,
corté mis venas para dejar entrar tu mirada,
para poder galopar como aquel niño
que perdí y nunca recuperé...

Sé de cierto que es difícil saber
quien eres cuando no sabes qué eres.
Escarbar en las olas buscando tus palabras,
esperando cada atardecer para desdibujar mi dolor.

Solía ver desleírse las huellas de tus manos
a través del silencio.
Pensaba que zurcirme el tiempo a la boca
detendría tus alas si gritaba por tu ausencia.

Más siempre quisiste  gobernar el infinito,
nunca visualicé que tenías el rostro de él...
Ahora me perdí y me encontré en el intento
de escapar para siempre de mis latidos.

Ahora sé de cierto que me alejaré en algún momento
y seré una canción más
para las olas que rozan mis pies...

La manera como rozaba el resplandor de tus alas
cuando exhalaste tu eternidad...
Cuando tus pies ya no tocaron el suelo
y llegaste a un nuevo sol,
entonces me arrodillé 
para soplarme y soplarme intentando alcanzarte.

Quise atrapar la tarde en mi puño,
quise tantas cosas...
pero yo soy solo carne y la vida es solo
una flama de sendas desconocidas...

Me dejaste tantas llagas,
llagas palpitando de vida,
como una bandada de llamas
quemando dentro mis poros...

Alguien como yo puede vivir
y esperar que le crezcan las alas...
Pero me dejaste parte de las tuyas,
como aquella alondra que se anidó en la luz,
aquel cuervo que picoteaba la noche.

Como esta sensación de sentir que te vas
y no te puedo tocar.
Pero todo ser con alas tiene que volar,
volar para siempre...

Sé de cierto que volarás, que respirarás
y que el aire se tornará en tus instintos.
Por eso me perdí en el mar
y me encontré bajo mis pisadas.

Mar adentro la vida es tan azul como la soñaste,
tan idéntica como la viviste,
a manos llenas como me enseñaste,
del mar surgiste,
al mar te entregaste...

El mar me heredaste...

     ¡¡¡¡¡VOLAR PARA SIEMPRE....!!!!!!

     Mari Carmen.



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