lunes, 11 de octubre de 2010

DESPUÉS DE...



    El otro día, un buen amigo, me hizo llegar un recorte de prensa...Lo leyó y pensó en mi, en mi situación, y supo que me haria bien. Es un testimonio de una madre que perdió a un niño...Lo paso tal como está escrito. A mí me hizo pensar, reflexionar...y por supuesto  quiero compartirlo con vosotros.
     Se editó el jueves 7 de octubre en el periódico Levante (Comunidad Valenciana)




     A MI HIJO PEQUEÑO:


     "YA SÉ QUE HAY DESPUÉS DE LA MUERTE"


     Por Mayte Aparisi Cabrera


     PARA LOS QUE ACOMPAÑAN A UNA PERSONA EN SU LARGA ENFERMEDAD.


     -Ya sé que hay después de la muerte. Lo sé porque ha muerto mi hijo pequeño. Y después de la muerte, viene la vida. La vida de los demás. Viene aprender a vivir con su ausencia. Volver a aprender a vivir.


     Sobreviene una gran tristeza y angustia, ahogados en la medicación. Pero si lo has dado todo por él, también sobreviene mucha paz. Y felicidad en la tristeza. Un binomio que parece imposible, pero ahora sé que es compatible.


     Nos dicen que el camino va a ser largo. Cierto. Nos queda toda una vida. Nos dicen que va a ser más duro. No estoy de acuerdo.¿Puede haber algo más duro que ver a tu hijo morir en tus brazos?
¿Cómo será ese camino que, dicen, nos acecha? ¡Será como queramos que sea!


     Unos dicen que lo vamos a pasar muy mal. Yo no quiero. Yo ya lo he pasado muy mal. ¿Por qué voy a tener que seguir pasándolo muy mal? Voy a pasarlo bien, me digo.
     Otros dicen que, probablemente, caigamos en un pozo oscuro. No hay ningún pozo oscuro en mi casa. En esta casa hay un hermano mayor con mucha pena de no tener a su hermano, pero feliz. Hay un papá con mucha pena de no tener a su hijo, pero tranquilo por el deber cumplido. Hay una mamá con mucha pena, pero satisfecha por el amor dado. En esta casa hay la felicidad de siempre.


     Me da miedo que se cumplan los pronósticos. Que el salón o la cocina se transformen en ese pozo. Poco probable. Todo seguirá igual. Seguiremos trabajando, viviendo, queriéndonos, queriéndole. Tal vez ese pozo se encuentre a la vuelta de la esquina. Poco probable. En el banco o en la tienda de zapatos, o en casa de mis amigos. Poco probable. Allí todo seguirá igual.Compraremos, gestionaremos, y en casa de los amigos disfrutaremos. Tal vez ese pozo se encuentre en casa de nuestros familiares. Poco probable. Allí todo seguirá igual. Habrá alegría, amor, también tristeza por las ausencias, pero paz. Tal vez esté en el cine o al salir con los amigos. Poco probable. En ellos encontraremos evasión y diversión.


     El otro día leí en una bolsa de papel un cuento indio. La llevaba una persona por la calle. En él, un abuelo hablaba al nieto. El abuelo decía que en su interior guardaba dos lobos en plena lucha, uno con ganas de devorar a alguien, y otro lleno de amor. El nieto preguntó: "¿Cuál de los dos ganará, abuelo?" El abuelo respondió: "Aquel al que yo alimente"


     Así que voy a cuidar mi alimentación. Voy a alimentar mi corazón con más amor, queriendo a los que me quieren. Voy a alimentar mi mente con ilusiones. Mi alma, con el recuerdo de mi hijo muerto. A mi familia con alegría. Vamos todos a alimentarnos de los maravillosos ratos compartidos con él. Y de nuestro día a día.


     Tenemos mucho trabajo y hasta suena divertido.


Es dificil ver las cosas de esa forma, pero en el equilibrio esta la cuestión....
Lamentarse no sirve de nada y ver la vida con optimismo ayuda a superar los vacíos...
Podemos caer en el "pozo", pero debemos intentar saltarlo si hace falta, porque la vida continua y hay quien nos necesita.....y nos necesitamos a nosotros mismos, pero con alegría....y más después de haber superado el dolor de una cruel enfermedad...


UFFF!!!! Tengo mucho que pensar.....



Mari Carmen.


     

3 comentarios:

  1. :)
    El optimismo fué mi salvavidas, pero el dolor del primer tiempo hay que sentirlo, el duelo hay que hacerlo, se necesita llorar, quejarse, sacarlo todo afuera, es como si fueras una cebolla, vas despojandote de las capas que te cubren.
    Lo que no sirve,lo que hace daño es quedarse revolcandose en el dolor día tras día.
    Cada uno tiene sus tiempos.
    Un abrazo grande

    ResponderEliminar
  2. Maravilloso éste escrito, admiro a esa madre por haber sabido escribirlo y sentirlo, si, estoy segura que lo siente, nos viene muy bien a todos leerlo y tomar ejemplo. Yo digo como Cantares, hay un tiempo para todo y el tiempo del llanto no se puede obviar, luego levantar la cabeza y seguir
    un abrazo

    ResponderEliminar
  3. El post es buenisimo, y aunque parezca dificil eslo que hay que hacer cuando llegue el momento, mirar para atras y ver todo lo que te han dado y que uno ha dado y sonreir por todo lo bueno...creo que es algo inteligente...

    Un beso

    ResponderEliminar