Mientras paso los días en el hospital con mi hermana se va preparando la representación del "Pas de L'Hort" en Bocairent...¡Cómo olvidarme!
Sin casi poder participar de los ensayos, sin ver a "su gente", a sus "chicos"...
Solo pude acompañar a mi hija para ver su ensayo de "Angel",y así volver a escuchar la voz de tantas personas que hacen posible esta representación...¡Demasiados recuerdos...!
Sin verles continuo oyendo la voz de Maria, de Jesus, de la Verónica o la del Centurión...La de cada uno de los componentes...La sensación al pensar en esta representación revuelve de nuevo el alma...¡Como le echo de menos! y como me gustaría que fuera "como siempre".
Todo está en marcha, ultimando detalles y a pesar de estar desconectada por estas circunstancias de hospital...¡qué cerca me siento! y a la vez ¡cuánto temor a las sensaciones y sentimientos!
Mi hija el otro día simplemente me dijo: "mamá, se me hace raro sin papá..., no es lo mismo que un teatro normal, es el Pas de L'Hort..."
Tanto ella como yo le vemos en cada escena, en cada gesto, en cada personaje...
Pero, así es, la vida continua...como si nada hubiera pasado, todos hacemos falta, pero nadie somos imprescindibles...Parecía que el mundo se acababa, que nada sería igual...y con el tiempo compruebas que "todos" tenían razón...y la vida sigue...sin él.
No pasa nada, sencillamente se agolpan los recuerdos y la susceptibilidad del momento hace que las cosas parezcan más grandes que de costumbre...Quizás la añoranza regresa, son fechas importantes y una representación IMPORTANTE...Hace tres años "él" estaba al frente...
Ahora, "él" permanece el los corazones...
SIEMPRE ÉL...!!!
Mari Carmen.
(Pablo Jiménez - De Internet)
¿Y si en realidad el tiempo no lo pudiese todo, si no fuese tan cierto que las cosas con el pasar de los días se van olvidando, o las heridas no se van borrando, cuantas cosas cambiarían?, porque es muy fácil pensar que con solo dejar pasar los días, meses o años las cosas se solucionan, y lo peor es que uno se auto convence, y se cree un superado, alguien que tuvo la surte de superar un dolor y sobreponerse, y se vuelve a sentir fuerte...
Sin embargo, un buen día, quizá el menos pensado, todo el castillo que creías tan sólido comienza a temblar, porque te encuentras de nuevo cara a cara con el dolor, con ese sentimiento tan helado y tan dormido del que ya casi ni te acordabas, y que, muy a pesar de todo, sigue ahí, y comienza a despertarse con todas las fuerzas acumuladas por el tiempo en que estuvo inactivo y quiere salir, quiere gritar que está vivo y que va a dar pelea, porque la RAZÓN piensa:
"¡Otra vez no! ¿o acaso no te acuerdas el tiempo que te costó volver a ponerte en pie?, ¿o no te acuerdas de esas noches sin dormir, de esos desvelos y angustias, de tus días vacíos, de tus noches sin estrellas?.
¿Quieres realmente volver a vivir todo eso, o ahora que ya estás de pie no sería mejor que anduvieras por otros caminos? Porque, sinceramente, amores no te faltan, tienes la capacidad de enamorar a quien quieras, ¿y te vas a hacer problema por un hombre o una mujer que, en realidad, no sabes si te quiere, no sabes si te engaña...?
¡Piensa!, ¡no te equivoques!. Una vez creíste tocar el cielo con las manos y en un instante descendiste al más profundo de los infiernos, ¿crees que vale la pena?
Haz lo que te digo, no existen los amores eternos, y seguramente, todo eso lo único que te va hacer es ilusionarte y volverte a lastimar."
Y se hace un silencio eterno...
El CORAZÓN, aturdido por las palabras de la RAZÓN, se queda sin aliento, pero después de un rato de pensar, donde la RAZÓN ya creía tener ganada la partida, el CORAZÓN replica:
"No sé si tus palabras son del todo ciertas, pero sí sé que no son tampoco del todo equivocadas: no es lo mismo pensar que sentir, no es lo mismo razonar que hacer las cosas impulsivamente, porque los que piensan son aquellos que nunca se arriesgan, y pobre de aquel que no esté dispuesto una vez en su vida a perderlo todo por la persona que ama, pobre de aquel que no está dispuesto a olvidar, porque nunca será perdonado, pobre de aquel que es tan ciego y vacío que no es capaz de dejar de lado todas las trivialidades de la vida por amor...Pobre de quien teniendo en frente al amor de su vida, no es capaz de quitarse la careta y sentir...Porque el amor no es solo alegría, no solo es paz y ternura, el amor es también dolor y lágrimas, es angustia y desvelo, es muchas cosas, pero bueno...la verdad es que no sé qué pesa más, si la RAZÓN o el CORAZÓN.
Lo que sí sé, es que si uno no siente se transforma simplemente en una roca, una cosa que no es capaz de demostrar cariño y confianza, un cuerpo sin alma.
Por eso creo que uno debe jugarse por lo que siente...le puede salir bien o mal, puede equivocarse o vivir el resto de su vida con la persona que ama...lo que sí es cierto es que jamás perdonaría a alguien que por rencor o desconsuelo no sea capaz de tomar a la persona que ama, y gritarle a todo el mundo que por ella daría la vida...
Y, por último, otra cosa que tengo bien clara, es que el que se enamora soy yo, y el amor se siente con el CORAZÓN, no con la CABEZA."
Se hizo el silencio...y, sin mediar palabra, el CORAZÓN, decidió tomar el camino correcto...y fue tras el AMOR...
Mari Carmen.
Seguro que casi todos hemos tenido que pasar por un hospital, como enfermos o como acompañantes...¡Cuántas vivencias alrededor de cada persona!
Llevo casi 3 semanas esperando las horas de visita en la Unidad de Reanimación...Esperando que lleguen las 12:30 y las 19:00 h.
Horas lentas, de desasosiego, de intranquilidad hasta llegar el momento de hablar con los médicos...Unos días con optimismo, otros con incertidumbre, algunos con más ánimo, a veces con desesperación y de vez en cuando con tranquilidad...
Mientras todo esto va sucediendo, vas encontrando personas que sufren como tú, que lloran como tú, que ríen como tú...¡demasiada enfermedad! ¡demasiados accidentes!
Es una de las caras amargas de la vida...
Llega el momento de las visitas, los nervios empiezan a aflorar entre los familiares...Ganas de que empiece la visita, temor de que algo se haya complicado, miedo a verles peor y alegría de poder compartir unos minutos a su lado...
Y llega el final de esa media hora que parece un segundo...A la salida, diferentes reacciones:
-Alegría en algunos rostros por la mejoría encontrada en el enfermo...
-Tristeza en otras caras, por sus miradas adivinas con preocupación que la cosa sigue igual...
-Dolor en algunas expresiones, la cosa va mal...
-Llantos y gritos en otras imágenes que te asusta, el enfermo empeora...quizá no haya nada que hacer, o simplemente te angustió verle en peor situación...
Día a día las mismas caras, de vez en cuando caras nuevas, nuevos casos, nuevas imágenes...Sufrimiento, impotencia y desolación...para algunos con final feliz, para otros...
Así llevamos casi 3 semanas mi familia y yo, pendientes de la recuperación de mi hermana operada del corazón y con muchas complicaciones posteriores...
Continuamos con la esperanza de que todo terminará bien, por fin estos últimos días parece que mejoró un poquito.
Somos simplemente "unos más" de los muchos que sufren este día a día.
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A cada una de estas personas que pasan por momentos difíciles y complicados, decirles:
¡ADELANTE! ¡Hay que poder...y se puede...!
Mari Carmen.
Cuando las cosas se vuelven a torcer, cuando de nuevo parece que nada tiene sentido, cuando la vida te pone otra vez a prueba, otra zancadilla que superar, otro bache que saltar...Necesito respirar.
De nuevo el paso por un hospital con otra persona importante de mi vida...
Otra vez momentos límites, situaciones críticas...intentando trasmitir calma, intentando tranquilizar...y por dentro doliendo de nuevo el alma recordando, reviviendo...
La estancia continua en un hospital, con una gravedad crítica consiguió hacerme sentir de nuevo cosas ya superadas...
Va superándose el bache, queda un camino por recorrer, pero poco a poco parece que se empieza a ver la luz...¡Que pase pronto, que todo termine bien!
Más de 15 días de angustia...y lo que queda.
Hoy, de nuevo día 10...Otro mes sin "él"...y como le echo de menos en estos momentos tan complicados.
¡Qué falta me hace! ¡Qué soledad al llegar a casa y no poder compartir, no poder recibir sus consejos, su ánimo, su fuerza...!
¡Qué necesidad de oir sus palabras, de contemplar su mirada de serenidad, de ver su sonrisa y sonreir con él pensando todo pasará...!!!
Otro mes...
